Mosaico de la Muerte de Adonis. Villa romana de Carranque (Toledo)
La pasión por la caza se incrementará en época romana, hasta llegar a convertirse en un modelo de vida de las clases adineradas que ocupaban su tiempo de ocio cazando a caballo ciervos, osos, jabalíes y otros animales. La caza sirvió para la formación de los jóvenes nobles y su representación en cerámicas, pinturas y mosaicos reflejaba el valor y la audacia del cazador que se expone al peligro y se impone al poderío de las bestias.
A partir de la dinastía de los Antoninos (finales s. I d. C.), la caza se convirtió en una actividad fundamental para los propietarios de las villas romanas, así como para la vida de los mandos militares que estaban destinados en tierras fronterizas y que con esta ocupación se mantenían en forma ejercitándose en las armas en tiempo de paz, a la vez que imitaban a la nobleza romana en sus momentos de ocio. Es entonces cuando comenzaron a proliferar las citas de autores grecolatinos en relación con la caza en la península ibérica, al tiempo que van a redactarse los primeros tratados de temática cinegética, como los de Gratio (s. I d. C.), Arriano (s. II), Opiano de Apamea, (s. III) o Nemesiano (s. III), entre otros.
Gracias a estas fuentes tenemos abundantes datos sobre diferentes técnicas de caza menor que, si bien se podrían haber empleado con anterioridad, no se han conservado evidencias de las mismas. Plinio y Estrabón hablaban de la caza de conejos con comadrejas, que eran atadas y colocadas en las bocas de las madrigueras, y los mosaicos y las pinturas murales romanas muestran el empleo de estacas, redes y demás aparejos para capturar a las presas. La Cynegetica de Nemesiano nos ha transmitido una completa descripción del equipo del cazador: <<Y estas son las armas de la caza gloriosa que los robustos cazadores deberían llevar a los montes y bosques, redes, cestos de mimbre, lanzas, estacas y rápidas flechas aladas, espadas y hachas, tridentes para herir liebres, garfios y ganchos, cuerda de retorcida retama y trampas bien tejidas.>>
Los perros también jugaron un papel importante en la persecución de las presas.
Los perros también jugaron un papel importante en la persecución de las presas, siendo muy apreciados por sus dueños, como evidencia el mosaico de Adonis de Carranque (Toledo), en el que parecen ejemplares de la fauna autóctona, como la liebre y la perdiz, junto a los perros del dueño de la villa, Leander y Titurus.
Detalle de un mosaico romano con perdices. Villa romana de Los Villares. (Quintana del Marco, León). (MAN)
La caza en la cocina romana
En el siglo I d. C. dio comienzo la redacción de la obra De re coquinaria, atribuida a Marco Gavio Apicio. Este célebre libro de cocina, al que se le fueron añadiendo recetas en recopilaciones posteriores, recoge la “alta cocina” de origen patricio de la Roma Imperial.
Fueron muy apreciados los guisos de liebres y conejos, patos, francolines, perdices, codornices, tordos y tórtolas, así como venados y ciervos.
Por lo que respecta a la elaboración de piezas de caza, fueron muy apreciados los guisos de liebres y conejos, patos, francolines, perdices, codornices, tordos y tórtolas, así como venados y ciervos, los preferidos entre la caza mayor. Las piezas más duras se estofaban a fuego lento, siendo del gusto de la época los rellenos de las piezas y el acompañamiento de una gran variedad de salsas, una de las especialidades de la gastronomía romana.
Recientemente, en la ciudad de Sisapo (La Bienvenida, Ciudad Real), se ha realizado un estudio de los restos de comida aparecidos en la cocina de una domus romana, comprobándose que la fauna cinegética alcanzó casi el 20% del total consumido. Destaca la presencia de restos de ciervo y jabalí, así como centenares de huesos de conejo –y, en menor medida, de liebres–, además de capturas más excepcionales y oportunistas como el erizo, que también era consumido como alimento.
Taller de hueso de ciertvo, s.V d.C. Sisapo-La Bienvenida, Ciudad Real. (MCR)
Al mismo tiempo están representadas las aves, tanto de corral como las silvestres, habiendo sido identificados restos de perdiz y, en menor medida, de córvidos como la corneja negra. Debido a su reducido peso, su consumo debió significar un complemento alimentario, aunque el elevado número de restos de aves apunta a un consumo habitual a lo largo de las diferentes fases estudiadas.
Recreación de una cocina romana. (MCR)
Fuentes:
– Fernández, A.; Ramallo, S. y Abad, L. (2017): Los animales en época romana. En Animales y racionales en la historia de España. Ed. Sílex.
https://domus-romana.blogspot.com/2012/12/otium-i-ars-venatoria.html
– Fernández Díaz, A., Ramallo Asensio, S. y Abad Casal, L. (2017): Los animales en época romana. En Animales y racionales… Ed. Sílex.
https://domus-romana.blogspot.com/2012/12/otium-i-ars-venatoria.html
– Liesau, C. y Beltrán, C. (e.p.): Las arqueofaunas en la Sisapo altoimperial: la culina de la domus de las columnas rojas. En Fernández Ochoa,C.
– Salido, J. y Zarzalejos, M. (eds), Culinae. Cocinas y espacios culinarios en Hispania. Ediciones de la Universidad Complutense, Madrid.