Para los íberos la caza, además de ser una actividad complementaria de la agricultura y la ganadería, va a significar la aparición de una verdadera “cultura cinegética”, desde el momento en que se establecieron una serie de códigos y prácticas rituales muy bien representadas tanto en las escenas pintadas sobre recipientes de cerámica como en las esculturas de piedra.
Estampilla con cabeza de lobo (Cerro de las Cabezas, Valdepeñas, Ciudad Real). (MCR)
En este sentido, y al igual que sucede en otros pueblos de la Antigüedad, la caza mayor a caballo tuvo en el mundo ibérico una profunda carga simbólica y una gran importancia social, al ser considerada propia de los dioses, héroes y aristócratas. De carácter lúdico y de entrenamiento físico, era entendida como una metáfora de la guerra, dada la estrecha relación atribuida al cazador/guerrero y a la presa/ enemigo, siendo una ocasión para demostrar valor, bravura, destreza, fuerza y astucia.
Reproducción de carro votivo de Mérida en el que aparece representado un jinete con lanza y dos perros (uno desaparecido) persiguiendo a un jabalí
El ciervo y el jabalí eran las especies más cazadas y consumidas, siendo protagonistas de la iconografía íbera.
El hecho de que la caza fuese una actividad grupal contribuiría a estrechar los lazos entre los participantes, forjando una conciencia de pertenecer a un mismo grupo social, de manera que el consumo de carne de caza en banquetes y festejos cobró gran relevancia, como demuestra el alto porcentaje de restos óseos encontrados en los yacimientos ibéricos, confirmándose que el ciervo y el jabalí eran las especies más cazadas y consumidas, siendo también protagonistas de la iconografía íbera.
Cabeza de lobo (Alhambra, CiudadReal). (MCR)
Por lo que respecta al equipamiento del cazador, éste estaba compuesto principalmente por lanzas y jabalinas con las puntas de hierro, que eran utilizadas tanto para la caza como para la guerra, siendo habitual también el empleo de perros para perseguir a las presas. Sin embargo, y a diferencia de etapas anteriores, llama la atención la escasez de puntas de flecha, así como la inexistencia de representaciones iconográficas de arcos, lo que ha llevado a plantear su consideración como arma poco noble por parte de estas sociedades.
Punta de lanza, s. II-I a. C., (Alarcos, Ciudad Real). (MCR)
En las representaciones del mundo ibérico también se han documentado, aunque en menor número, los enfrentamientos entre hombres y seres fantásticos. Imágenes simbólicas de cacerías de héroes o aristócratas que, relacionados con la divinidad o con el mundo funerario, perseguirían a sus presas. Lo que, para algunos autores, significaría la victoria del héroe sobre la muerte.
Anillo de oro con cabezas de guerrero y lobo, este con un ave en la boca (Alcubillas, Ciudad Real). (MCR)
Moneda con representación de jinete ibérico con lanza. (MCR)
Fuentes:
– Mata Parreño, C. (coord.) (2014), Fauna Ibérica, de lo real a lo imaginario II. Museo de Prehistoria de Valencia.
– García Huerta, Mª. R. (2017): Animales y simbolismo en la prehistoria de la península ibérica. En García Huerta, Mª. R. y Ruiz Gómez, F. (coord.): Animales y racionales en la Historia de España. Ed. Sílex.